Resolución por una nueva cultura de la propiedad intelectual y por la
libre distribución de la cultura.
Vivimos en una época en la que los avances de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) han democratizado y amplificado el acceso a la información y a la
cultura. En algunos aspectos también han democratizado el acceso a los medios de
producción, provocando que en muchas profesiones (especialmente en los mundos
editorial, audiovisual y musical) el trabajador, creador o artista tenga a su disposición
medios a los que antes sólo tenían acceso grandes empresarios.
Por otra parte, este avance ha hecho que entre en crisis irreversible el modelo de
industria clásico en muchos campos. Estos se basaban en la necesidad de un soporte
físico para transmitir obras e ideas, así como la necesidad de crear una red de
distribución para que llegaran al consumidor/ciudadano. Fue bonito mientras duró. Se
ha acabado. Internet ha convertido este modelo en obsoleto. Básicamente, se ha
eliminado a los intermediarios (editores y distribuidores) y se está facilitando el
contacto directo entre el creador y el consumidor de su obra.
En el Estado español nuestra actual ley de la propiedad intelectual queda desubicada y
obsoleta por dos razones fundamentales:
La actual ley reconoce cuáles son los derechos de los autores y deja en manos de
entidades privadas la recaudación de los mismos. En la práctica hay un oligopolio de
facto en el que sólo unas pocas empresas tienen capacidad para recaudar eficientemente
estos derechos (SGAE en el caso de la música, CEDRO en el caso del mundo
editorial...) Esta situación privilegiada hace que sean ellas las que deciden las reglas del
juego, haciendo pasar por el aro tanto a creadores como a consumidores. No hay
funcionamiento democrático ni transparente en estas empresas y su naturaleza privada
les obliga a tener como objetivo principal el buscar el máximo beneficio económico, por
encima del interés y la voluntad de unos autores la mayoría de los cuales ni siquiera
llega a ver el dinero de los derechos que se han recaudado en su nombre.
Los derechos de autores que marca la ley tienen la naturaleza de irrenunciables. Hoy en
día muchos autores abogan por la libre distribución de sus obras gracias a Internet y a
las TIC, puesto que consideran que son la mejor forma de que su obra y sus ideas
lleguen a su público.
Se han construido movimientos sociales como el Software Libre y alternativas legales
como las licencias Creative Commons que buscan la colaboración comunitaria y la libre
circulación de obras e ideas como forma de que ganen autores y consumidores. Los
únicos que no ganan en esta situación son los obsoletos intermediarios. Pero la
irrenunciabilidad de los derechos provoca que sean las entidades de gestión de derechos
las que tomen decisiones sobre la obra de un autor: los organizadores de conciertos
benéficos ven como la SGAE les exige el pago de los derechos de autor del músico que
vaya a actuar, aunque lo haga de manera gratuita y explícitamente renuncie al cobro de
dichos derechos. Los gestores de centros culturales ven como la misma entidad pretende
cobrar a las instituciones por actuaciones de artistas que no son socios suyos y son
activistas de Creative Commons y otras licencias de distribución libres.
Se utiliza al creador como ‘escudo humano’ de los intereses de estas empresas que han
quedado obsoletas. El interés del autor siempre fue y es el de llegar a su público, no el
de ser parte de una industria y una red de distribución (en su tiempo, esto último era un
medio para conseguir el fin, pero nunca el fin en si mismo). Lo cierto es que estamos
asistiendo al equivalente moderno de la rebelión de los industriales de las barras de
hielo cuando llegaron las neveras eléctricas, con el matiz de que ahora la industria que
se sabe obsoleta es poderosa e influyente y utiliza su poder e influencia para manipular
mediáticamente e intentar crear una opinión pública y política a favor de sus intereses.
Por todo ello, el Área de Juventud de IU propone:
Impulsar la derogación de la actual ley de propiedad intelectual y elaboración, de
manera participativa, de una nueva ley que:
- Derogue el modelo de recaudación de derechos mediante entidades
de gestión privadas. Creación de una entidad pública de gestión, con
presencia en todo el Estado, cuyo objetivo sea el de dar el servicio
adecuado y no el lucro.
- Reconozca las alternativas al ‘copyright’, como las licencias
Creative Commons, y deje en manos del autor la cantidad de derechos
sobre los que quiere licenciar su obra, así como la capacidad del autor
de renunciar a estos derechos si lo desea.
Garantizar la libertad y la neutralidad de la red frente a los intentos de la ministra
González Sinde y del lobby de la SGAE y similares por coartarlas.
Apoyo total al movimiento del Software Libre (open source). Establecer como obligatorio el uso de sofware libre en todos los ordenadores y medios informáticos oficiales en todas las instituciones del Estado. La mayoría, además, es gratis. Urge la presencia obligada de software libre en todos los ordenadores y medios de uso escolar: no queremos que se eduque a los escolares para ser clientes de Microsoft o Apple, ni nos parece de recibo que se sigan pagando costosas licencias con dinero
público cuando tenemos alternativas gratuitas y mejores al alcance. Impulsar una oposición total del Estado español, en la UE, a los intentos por impulsar patentes de software cerradas que favorecen el mantenimiento de los monopolios e impiden
el compartir los beneficios de la investigación.
Hola,
ResponderEliminarPor partes, el tema de la SGAE está clarísimo, no debería ser privaado, además cuando sea público,además de libre asociación, o sea que los autores decidan, el tema de que los autores puedan regular sus derechos de autor estoy de acuerdo, siempre y cuando ninguna productora les oblige a rebajarlo para reducir su precio.
Lo de obligar en todos los ordenadores ha instalar software libre me parece bien a medias. porque hay ciertas cuestiones que no se pueden hacer con Linux, además no nos equivoquemos este software no sería 100 % gratuito, habría que contratar algún soporte por si hay algún problema porque si no ¿qué hacemos?. y que no se conozca MAC y Windows sólo causara que las comunidades que sólo opten por Linux no tengan conocimientos de los dos sistemas anteriores con lo que estará en desventaja a la hora de trabajar.
En cuanto al tema de Creative commons no tiene nada que ver en mi opinión con la ley sinde, lo que hace es que a los x años la obra sea libre. Pero que hacer hasta que pasen los x años, tiene derechos, entonces ¿se podría aplicar la ley Sinde hasta que no llegen a x años?, ¿mientras cerramos webs?, no lo tengo claro.
Hay que buscar la formula para proteger a los autores, a la neutralidad de internet y las industrias tienen también que modernizarse y buscar nuevas formas de negocio. Pero no podemos olvidar que por ejemplo Álex de la Iglesia sin una productora detrás no podrá hacer peliculas como "Balada triste de trompeta".
Eso si la ley sinde no conseguirá su proposito porque puede que en España puedan cerrar webs, pero ¿en las Islas Coco?, si se alojan allí, ¿que haran para evitarlo?.
Yo me quedo con alternativas como filmotech.com, en las que puedes ver una película por 2 € con los derechos de autor incluidos, ese es el futuro.
David Mateos
Creative Commons (o la licencia GNU o copyleft) no tienen nada que ver con la caducidad de los "derechos de autor", sino que establecen la libertad de reproducción siempre que dicha libertad se preserve en las reproducciones.
ResponderEliminarMás sobre la llamada "propiedad intelectual" en http://www.uv.es/pla/mo/06septiembre.htm (Mundo Obrero de octubre de 2006) y en http://www.uv.es/pla/mo/sinde.htm (en prensa en Mundo Obrero)
Rafael Pla López
David me gustaría saber una sola cosa que no se puede hacer con Linux. Es posible que no exista el programa, pero se puede crear. Por supuesto el soporte hay que pagarlo, y eso no lo dice el autor de la entrada. La ventaja del software libre no es el ahorro que supone para la adminstración, que al final es mínimo por el tema del soporte, sino dos temas:
ResponderEliminarA) el soporte es local, es decir, pagas a un equipo de informáticos de tu ciudad para que programen lo que necesitas o mejoren el programa que usas. Es decir, creas empleo aquí en lugar de crearlo en Sillicon Valley.
B) Los programas creados pueden ser distribuidos libremente (que no quiere decir necesariamente gratis), eso implica que el ciudadano puede obtenerlos y mejorarlos para su uso personal.
C)Estos programas se pueden ofrecer gratuitamente a países en desarrollo, haciendo que el gasto en ellos tenga una doble utilidad.
Sobre los derechos y las licencias Creative Commons, no implica renunciar a tus derechos de autor, sino gestionarlos de otra manera. Nadie pide que los autores trabajen gratis, igual que nadie pide que trabajen gratis los investigadores (por poner profesiones vocacionales). Sin embargo ningún investigador (ni siquiera los más prestigiosos) tiene la opción de forrarse gracias a un modelo proteccionista caduco como un autor con algo de éxito. Y ningún trabajador por tener un día bueno puede dejar de trabajar toda su vida y vivir de las rentas como algunos cantantes pueden hacer con un gran éxito.
Hola! Sobre Creative Commons: lo introdujimos en la redacción de la propuesta porque consideramos que deben estar recogidas en una posible nueva ley de propiedad intelectual. En la vigente hoy en dia, al autor no se le permite renunciar a todos o a parte de sus derechos (en ello se apoya la SGAE para recaudar derechos en, por ejemplo, un concierto benéfico, aunque el cantante de turno haya dado su autorización para que no se paguen). Creative Commons permite
ResponderEliminarEfectivamente, creative Commons tiene poco o nada que ver con la ley sinde, pero mucho que ver con una nueva cultura de la propiedad intelectual y la difusión de la cultura que jóvenes de Izquierda Unida comparte (y que hemos conseguido que comparta toda Izquierda Unida)
un abrazo!
DANIEL SIMÓN
Estoy de acuerdo con el postulado. Pero alcanzar los objetivos será traumático (como poco). Es importante plantearse una estrategia de logros paso a paso, consiguiendo que en cada objetivo la gente comprenda hacia dónde se va. Los autores, a día de hoy, somos rehenes de la SGAE. Muchas personas desconocen este hecho, y nos meten en el mismo saco de las multinacionales, los artistas-marioneta, las entidades de gestión e incluso los gobiernos (perdón, quise decir lacayos!). No es lo mismo una pequeña discográfica independiente que apuesta -a menudo sin ganancias- por el contenido artístico, que una multinacional que vende autoplagios de sus grandes éxitos porque hacen que suene la caja registradora. Los cambios no vendrán de la noche a la mañana. Pero vendrán. Habrá que luchar por cada uno de ellos e ir ganando terreno a los intereses creados.
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